Pasa en
uno de esos barrios de las afueras de París, donde fueron aparcados los
inmigrantes y donde los edificios de los años 60 se fueron desmoronándose tanto
como el vínculo entre sus habitantes y el Estado. Se nota desde el principio de
la película, cuando a la protagonista, Marieme, le dicen en la escuela que ya no
puede seguir la escuela general y tendrá que hacer una técnicatura. El divorcio
está firmado y la adolescente, abandonada por el sistema, estará adoptada por
tres chicas que le abrirán las puertas de la libertad.
Marieme, la chica
tranquila, responsable, que cuida a sus hermanitas mientras su mama trabaja de
noche y que se somete sin resistencia a la autoridad de su hermano mayor, va a
aprender que puede hacer lo que quiere. Y a la edad que uno suele rebelarse
contra la autoridad familiar, Marieme se va a rebelar contra todos los códigos
sociales de su barrio. Pero la libertad de esas chicas se ejerce o a lo lejos
de su gente cuando pasan una tarde en un centro comercial de París, o a
escondidas cuando bailan en un vestido sexy sobre Rihanna en una habitación de
hotel. El ocio se disimula. En el barrio, hay que sobrevivir contra los otros clanes
de chicas, contra la violencia de sus familiares, contra la tentación del
tráfico de droga y de la prostitución.
Céline Sciamma aporta una mirada
novedosa a estos barrios de las afueras de las grandes metrópolis francesas,
regularmente señalados como el origen del malestar de la sociedad. Porque lo
trata estrictamente desde un punto de vista social subrayando el aislamiento de
estos barrios. No deja que ningún elemento cultural o religioso venga empañar
su compleja realidad.
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