De Justin Simien. Con Tessa Thompson, Brando P Bell, Teyonah Parris, Tyler James Williams, Kyle Gallner, Denis Haysbert. Estados Unidos. 2014.
Es la película que hizo sensación en
la edición 2014 del festival de cine independiente Sundance, llevandose el
Premio del Jurado del festival. Dear
White People, del estadounidense Justin Simien, fue financiada mayormente gracias una plataforma participativa.
Pasa en
el campus de una prestigiosa universidad estadounidense ficticia. Sam White,
estudiante de tercer año, tiene un programa de radio llamado Dear White People
en el cual denuncia el racismo hacia los estudiantes afroamericanos, escondido
en pequeños actos cotidianos, programa que cristaliza muchas tensiones en el
campus.
La forma de Simien de tratar del racismo es interesante en la medida de
que abarca a muchos aspectos de la discriminación, desde la negación del
fenómeno por el presidente de la universidad hacia la denuncia de actos que
pueden parecer no relevar del racismo en su definición más pura – como la
denuncia por Sam de que los blancos siempre quieren tocar el pelo de los
negros. Dear White People describe el
racismo en todas sus matices, como un arco-iris de posición y de sentimientos
al respeto, como el arco-iris de los colores de la piel de los cuatro protagonistas,
demasiado o no lo suficiente negra según cada uno. Porque el segundo eje de la
trama de Dear White People, es la
cuestión de la identidad y de lo que significa ser un afroamericano hoy en día
en los Estados Unidos dirigidos por Barack Obama, lejos de las grandes luchas
de Martin Luther King.
Dear White People
es una comedia que trata de nutrir nuestra reflexión filosófica desde el tono
humorístico balanceando entre clichés y problemáticas serias de nuestro
tiempo. Los eventos y actos denunciados
pueden parecer irrisorios pero con el eco, sin ir hasta los últimos asesinatos
de afroamericanos en Estados Unidos, como el que sucedió la semana pasada por
ejemplo que relevan ahí claramente del racismo en su definición más estricta,
pero por ejemplo de la polémica de la poca presencia de artistas negros en la
selección para los Oscars, Dear White
People suena terriblemente relevante.