Reseñas presentadas en el marco de la emisión Vida Calesita, todos los lunes de 21 a 22hrs por RADIO OREJA.

martes, 2 de diciembre de 2014

The Search

De Michel Hazanavicius. Con Bérénice Béjot, Annette Bening, Abdul Khalim Mamutsiev, Maksim Emelyanov, Zukhra Duishvili. Francia. 2014. 




El Gaumont se había visto de glamour este 2 de diciembre. Se perfilaba en los pliegues del vestido de Bérénice Béjot que contestaba a los periodistas en la alfombra roja. En esta Semana del Festival de Cannes en Buenos Aires, vino junto a su esposo Michel Hazanavicius y al delegado general del Festival, Thierry Frémeaux, para presentar la última película del director oscarisado para The Artist. 

Michel Hazanavicius lo anunció. Lo que íbamos a ver era una película fuerte. Pero el público amontonado en la sala principal del mítico cine, deslumbrado por el fasto del evento, no se esperaba la cachetada que iba a recibir luego. 

Me acuerdo muy bien haber escuchado en los noticieros el nombre de Chechenia cuando tenía unos 10 años. Así como me acuerdo haber escuchado los nombres de Ruanda, de Yugoslavia, del Biafra... Las palabras Sarayevo o Belgrade te suenan familiares sin que sepas bien porque o a que remitan. Pero son parte de tu memoria. Y Ruanda, Yugoslavia, Biafra y Chechenia se diluyeron en el oleaje de nombres que siguieron. Fueron tapados por Georgia, Palestina, Somalia, Darfur y tantos otros...

The Search habla de un conflicto, de soldados, de poblaciones masacradas, de refugiados. Si bien habla de una situación de hace 15 años, no me puedo sacar de la mente que lo que estoy viendo está pasando ahora, en este mismo momento. Lejos. En uno de esos países que no ubico bien pero cuyo nombre escuche en un noticiero. 

Salgo de la sala con ríos salados recorriendo mis mejillas y un gusto de polvo en la boca. Hoy, me voy a ir a dormir pensando en lo que sufrió esta gente. Pero en una semana me voy a olvidar. Y las tapas de los diarios me darán un nuevo nombre en el cual pensar que me generará el mismo malestar de pensar que hay algo que no anda bien en nuestro mundo. 

No creo ver el día que ya ningún nombre vendrá a tapar el de Chechenia y de los demás. Pero me gusta pensar que habrá gente como Hazanavicius para que, a pesar de la acumulación creciente, no me olvide de ninguno de ellos.