The Imitation Game tiene la
ventaja de contar una historia real que fue escondida durante mucho tiempo y de
reconocer un gran matemático que fue injustamente discriminado y borrado de la Historia. Presenta
la vida de Alan Turing, un matemático muy brillante que fue
contratado por los servicios secretos británicos durante la Segunda Guerra Mundial para
descifrar el código secreto usado por los alemanes para comunicarse entre ellos.
La película me divirtió porque muestra todos los mecanismos de la
guerra con sus servicios secretos, sus espías, sus maniobras políticas. Los
ingleses no querían ganar la guerra porque Hitler era Hitler, el personaje
diabólico que todos conocemos hoy en día, sino porque era el enemigo militar.
The Imitation Game reconoce Turing recién
50 años después de que haya permitido a los Aliados de ganar la guerra. Porque
Turing descifró el código Enigma creando la primera computadora de toda la
historia de la humanidad. Las que usamos hoy en día son de hecho el resultado
de investigaciones que se hicieron sobre el prototipo fabricado por Turing. Y
si su nombre no es conocido, es porque primero había que guardar
el secreto de su logro por si había otra guerra contra Alemania pero
también porque el científico fue apartado de la sociedad por ser gay. Y ser gay
en esa época era ilegal. El pobre Turing fue condenado a tomar un tratamiento
hormonal durante dos años y terminó suicidándose, solo, totalmente
anónimo. En aquella época, la sexualidad importaba más que salvar un continente de
un monstruo.
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