A Girl Walks Home Alone At Night fue filmada en Estados Unidos pero en pérsico porque la directora, Ana Lily Amirpour, es de origen iraní pero creció entre Inglaterra y Estados Unidos. La película se desarrolla en una ciudad ficticia iraní llamada Bad City. Bad City es una mezcla entre Sin City donde reinan todos los vicios, un pueblo típico de un western de Sergio Leone y una ciudad petrolera a la There Will Be Blood. Desde sus primeros planos en blanco y negro, A Girl Walks Home Alone At Night atrapa el espectador en una atmosfera muy extraña, preparándolo para la bizarreada que se va a desarrollar frente a sus ojos incrédulos.
En Bad City, una chica vampiro, vestida de un
gran chador negro, deambula en las calles del pueblo, vigilando a los
habitantes y castigando a los hombres malos. Unos habrán visto en este
personaje una crítica al gobierno de Irán, muy religioso y que implemento
muchas reglas para limitar los derechos de la mujer. Pero creo que también se
puede considerar, y así elegí disfrutarla, que la película es un patchwork de
símbolos que Amirpour mezcla sin cargarse con las convenciones y con la lógica.
Como si tal cosa le gustó y lo uso sin que le importara si tiene algo de lógica
con lo otro. Lo único que podría vincular la película a Irán más allá del
idioma y de la música, sería el chador
usado por la chica vampiro – este gran velo negro que cubre toda la silueta
pero no la cara. Pero también puede llegar a parecerse a la vestimenta de las
religiosas cristianas. Y puede ser solo un accesorio estético y fantasmagórico
en este universo pop donde se cruzan, en los planos lentos de la película, con
un skateboard, un auto estadounidense de los viejos, un poster de Mickael
Jackson, un travesti almodovareño que se esconde discretamente entre dos
escenas…
Porque es esto el logro de Amirpour, usar
códigos y elementos de muchos estilos de cine desde el western, la película de
horror o el cine independiente en general. Hay algo de James Dean en Arash, el
protagonista de la película. La presencia del gato me hizo pensar en Inside
Llewyn Davis de los hermanos Coen. También hay algo de Tarantino en la elección
de las canciones que mezclan clásicos del folk estadounidenses con música
tradicional iraní con rock iraní con aires de western y de película de horror.
Y Amirpour mezcla todo esto, lo funde sin vergüenza, sin lógica logrando
presentar algo totalmente inédito.
Y lo que nos lleva del todo a abrazar la
propuesta y a olvidarnos que el guion no es de los más complejos, es la fragilidad
técnica de la película. No sé si está hecho a propósito pero hay algo en la
realización técnica de la película, el uso de la luz y el montaje del sonido
que suena amateur, imperfecto, frágil y esto crea una atmosfera casera que
envuelve todavía más al espectador en los pliegues del chador de la chica
vampiro.
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