Ida creció en un convento de la Polonia
post Segunda Guerra mundial. Poco tiempo antes de pronunciar sus votos, conoce a su tía que le revela un mundo que no conocía y le revela su identidad. Es judía.
En blanco.
El silencio y
el vació que reside en cada plano representa de manera muy sutil la falta,
la ausencia y lo indecible de lo ocurrido en aquella Polonia ocupada.
Y negro.
La tía es la tentación, la brisa que levanta el velo sobre el mundo exterior que Ida desconoce por haber crecido en un convento.
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